Historia de las Reglas del Juego

El fútbol ha cambiado mucho desde que allá por 1863 se redactara el primer reglamento en la Taverna Freemasons' de Londres. Aquella reunión histórica tuvo dos consecuencias importantes: la fundación de la Asociación Inglesa de Fútbol (la FA) y, sobre todo, la creación de las primeras reglas del juego.
En la segunda mitad de la década de 1840, los estudiantes de la Universidad de Cambridge realizaron un primer intento de redactar y unificar un conjunto de normas comunes, aunque en ellas aún se permitía agarrar el balón con las manos. El fútbol ya se practicaba desde hacía siglos en el Reino Unido, especialmente en las zonas rurales, donde a menudo se disputaban violentas contiendas. A comienzos del siglo XIX, su práctica se extendió a los colegios privados del país. No obstante, el primer texto con las reglas definitivas no vio la luz hasta 1863.
El Blackheath, uno de los clubes representados en aquella reunión celebrada en la Freemasons' Tavern, se negó a aceptar la no inclusión de las patadas por debajo de la rodilla. Posteriormente, ese mismo club se convirtió en miembro fundador de la Federación Inglesa de Rugby. Sin embargo, como los otros 11 asistentes llegaron a un acuerdo, bajo la batuta de Ebenezer Cobb Morley quedaron redactadas las 14 reglas de este deporte, que en los siguientes cien años pasó a ser el más practicado, el más visto y el más popular del planeta.
La regla original del fuera de juego La regla del fuera de juego ya formaba parte del compendio original redactado en 1863, pero era muy distinta a la que conocemos hoy. En aquella época, cualquier atacante situado por delante del balón estaba en fuera de juego, por lo que los primeros sistemas tácticos contaban con hasta ocho delanteros, dado que la única manera de hacer avanzar la pelota hasta la meta era regateando o mediante el ataque en masa, como en el rugby. A finales de la década de 1860, la FA adoptó la regla de los tres jugadores, en virtud de la cual un atacante sólo se encontraba en fuera de juego si estaba situado por delante del tercer último defensa. Esta decisión fue fundamental, dado que, a partir de ese momento, comenzó a desarrollarse el concepto del juego de pases.
Fundación de la IFAB A pesar de la unificación del reglamento y de la fundación de la FA en 1863, algunos clubes de Sheffield, que ya habían presentado sus ideas sobre el juego en 1857, volvieron a insistir a finales de la década de 1870 y se produjeron enconadas disputas. Sin embargo, las discusiones terminaron con la creación del International Football Association Board (IFAB), compuesta por dos representantes de cada una de las asociaciones del Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda). El IFAB se reunió por primera vez el 2 de junio de 1886 con el fin de salvaguardar las Reglas del Juego. Entonces, al igual que hoy en día, se precisa una mayoría de tres cuartas partes de sus integrantes para que una propuesta sea aprobada.
En aquellos primeros años, el fútbol fue adquiriendo gradualmente las características que hoy nos parecen tan normales. Por ejemplo, los saques de puerta se introdujeron en 1869, y los lanzamientos de esquina en 1872. En 1878, un árbitro utilizó un silbato por primera vez. Los penales no se pusieron en práctica hasta 1891. En las escuelas privadas, donde se originó el fútbol moderno, se daba por hecho que un caballero nunca cometería una falta deliberadamente. Sin embargo, debido a la competitividad creciente, el lanzamiento penal, o "disparo de la muerte", como se llamó originalmente, fue uno de los drásticos cambios que experimentaron las Reglas del Juego en 1891.
Pero, como es natural, los penales tenía que pitarlos alguien. Así, tras una propuesta de la Asociación Irlandesa, se autorizó la presencia del árbitro sobre el terreno de juego. Fiel a sus orígenes como deporte de caballeros, al principio los capitanes de los dos equipos solventaban cualquier disputa que se pudiera originar. Pero, a medida que crecía la importancia de lo que estaba en juego, también aumentaba la cantidad de quejas.

En la época en la que se disputaron la primera Copa de Inglaterra y el primer encuentro internacional, ya había sobre el terreno de juego dos jueces, uno por contendiente, al que cada equipo podía reclamar. Pero ésta no era la mejor solución, dado que a veces, la toma de decisiones se demoraba durante largo rato, mientras el partido permanecía detenido. Al principio, el árbitro se colocaba en la línea de banda y cronometraba el tiempo, y sólo se le consultaba si los jueces no podían llegar a un acuerdo, pero todo cambió en 1891.


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